"Lágrimas, Celos y Dudas": formidable revisión del cancionero femenino de los '80.
En una línea que se aparta significativamente de lo que ofrece la cartelera santiaguina.
En una línea que se aparta significativamente de lo que ofrece la cartelera santiaguina.
Sus integrantes —Lágrimas (Marcela Salinas), Celos (Manuela Oyarzún) y Dudas (María Paz Grandjean) — son una variante de las cantantes hispanoparlantes que acuñaran un discurso adolorido, trágico y a ratos cursi sobre los vínculos de pareja, en particular en torno al abandono, el desamor y el endiosamiento del masculino.
Las actrices han realizado un intenso coaching junto al fonoaudiólogo y profesor de canto Ricardo Alvarez, que las ha dotado de una capacidad admirable para enfrentar el género, armonizar la disparidad vocal e interpretar en vivo una veintena de canciones con el acompañamiento de Marcello Martínez.
En la práctica, el público es involucrado desde el ingreso a la sala en la convención del show, cuando se le entregan autoadhesivos con nombres también ficticios, que los equiparan con la platea de programas de televisión como "Sábados Gigantes".
La puesta emplaza a un costado cuatro pequeños monitores, donde se proyectan las imágenes que contextualizan la época y aportan claves para entender que en paralelo al brillo del vestuario, las hombreras, las chasquillas lacadas y el colorido maquillaje del trío transcurre la historia de un país que, de alguna manera, la balada difumina.
El atractivo del montaje se sustenta en las interpretaciones en vivo que llevan a cabo las tres actrices, teatralizadas en más de un caso y exacerbadas gestualmente para hacer evidentes las citas.
El registro de Manuela Oyarzún encuentra en Amanda Miguel una adecuada correspondencia y entrega una inspirada recreación de "El me mintió". También revitaliza y dota de humor la sorprendente "Yo no soy esa", de Mari Trini.
María Paz Grandjean tiene a cargo uno de los momentos que remueve a la platea con "Paloma infiel", que incluso fue coreada en la función de estreno, además de versiones de temas de Daniela Romo.
La revelación vocal está en manos de Marcela Salinas. Si sus compañeras de escena dotan las interpretaciones de recursos teatrales, ella se aproxima a la ejecución de una baladista en forma gracias a sus dotes de cantante que la llevan a protagonizar uno de los puntos altos del show con "Ese hombre", que rememora los desbordes de Rocío Jurado y que —de mediar un productor agudo— podría proyectarla más allá del montaje.
Crítica de Javier Ibacache Diario La Segunda.
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